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Mi media sandía - Capítulo 7: Sin rumbo y sin naufragio


Los puentes son inútiles si no cubren toda la distancia entre ambas costas, pero en el “estar juntos” la otra costa está envuelta en una bruma que nunca se disipa, una bruma que nadie desea disipar y que nadie intenta disipar. No se sabe que se verá si la bruma se disipa, y no se sabe si en realidad hay algo oculto bajo la bruma. ¿La otra costa está allí o es tan solo una fata morgana, una ilusión conjurada por la bruma, un efecto de la imaginación que hace que usted vea formas extrañas en las nubes pasajeras? Estar juntos puede significar compartir el barco, la mesa del comedor y las literas de los camarotes. Puede significar navegar juntos y compartir las alegrías y las penurias de la travesía. Pero no se trata de cruzar desde una costa hasta otra, por lo que su propósito no es representar a los (ausentes) solidos puentes. Es posible conservar la bitácora de aventuras pasadas, pero en ella solo se habrá registrado una somera mención del itinerario y del puerto de destino. La bruma que cubre la otra costa — desconocida, que no figura en los mapas— puede ser delgada y dispersarse, dejando atisbar los contornos de un puerto; se puede decidir navegar hasta él, pero todo eso no está escrito — ni podrá escribirse— en el diario de navegación*.

Y así es. Comparto contigo. Mi barco y tu barco. Sin rumbo. Sin saber. Sin pensar. Sin ver. Navego, con toda mi energía. Con toda mi vitalidad. Con todo. Ya está todo. Ya lo eché todo. O poco queda. Mente, cuerpo y corazón. Maletas hechas. Mis cosas. Mis secretos. Mis dudas. Mis sueños y mis miedos. Todo. Empaquetado. Ahí lo tienes. Ahí te lo dejo. Todo. Reflexiones, pensamientos y vivencias. Proyectos y sentimientos. Todo. En nuestro barco. En nuestro viaje. Todo. Para ti. Todo y más. Loca. Me llaman. ¿Y si naufragas? Me dicen. Y me da igual. Me da absolutamente igual. Y dirijo el barco. Mano a mano. Codo a codo. Contigo. Y confío. Porque el trayecto está siendo increíble. Porque las olas me traen mil sonrisas. Porque la brisa marina me revitaliza. Porque no me angustia la bruma que venda mis ojos. Porque llegaremos. Lo sé. Más tarde o más pronto. Más lejos o más cerca. Más juntos o más separados. Pero llegaremos. Habrá puerto. Habrá tierra. Tierra firme. Firme tierra. Muy firme. Tan firme. Tanto como este nosotros creado. Pero oye, no te asustes. No lo hagas. Porque des de ahí visualizaremos otro puerto. Otro barco. Otro viaje. Otro nosotros. Qué cambia. Qué cambia y nos cambia. Qué crece. Qué evoluciona. Así que navega. Navega contigo y navega conmigo. Naveguemos. Juntos. Juntos sin rumbo y juntos sin naufragio.

*Zygmunt Bauman

27/07/2016

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